A primeros de julio, al finalizar el curso de Integración con la Escuela del Perdón de este año, compartí esto sobre mi práctica del perdón:

“Descanso en el centro de mi existencia, de mi vida, de la vida… No tengo que solucionar ni arreglar nada, no hay tampoco nada que mejorar…SOLO ABRAZAR, PERMITIR, SOSTENER TODO LO QUE ESTOY VIVIENDO, TODO LO QUE ESTOY SINTIENDO…AQUÍ EN EL CENTRO DE MÍ, ESTÁ EL GOCE, QUE ABRAZA CON EL MISMO AMOR TANTO EL DOLOR COMO LA ALEGRÍA. NO HAY DISTINCIÓN.

La verdadera práctica no es para dejar de experimentar molestias. LA VERDADERA PRACTICA ES PARA VIVIR EN DIOS, OCURRA LO QUE OCURRA EN MI VIDA. Voy a mi interior y AHÍ ESTÁ ÉL. EN EL CENTRO HABITA ÉL, EL QUE ME GUÍA Y ME SOSTIENE, EL QUE PERDONA Y EL QUE ME ABRAZA…Abraza lo pequeño y lo grande. AMAR ES ABRAZAR TODO LO QUE VIVO, LO QUE ES, LO QUE ESTÁ…SIN DEFINIRLO, CALIFICARLO, NI VALORARLO DE NINGUNA MANERA, SIN CONCEPTUALIZARLO, SIN COMPARACIÓN, JUICIO O EXCLUSIÓN”.

“ESE ES NUESTRO VERDADERO DESEO: AMAR TODO LO QUE LLEGA, entrando en ese espacio interno, sagrado, para descansar del mundo, para que podamos descansar de las expectativas y exigencias…En el centro está el presente, el aquí y ahora, la presencia, el único instante real. El único instante donde es posible el perdón, donde es posible el cambio de mirada. Aquí y ahora, en este momento, en esta conciencia, no vengo a solucionar nada, sino a reconocerme, a habitar al humilde, que sabe que en el centro está el Ser, y no yo como persona…

Vengo a este espacio, descanso del mundo, abro mi mente y mi corazón y me doy cuenta de que todo es perfecto, que nada ha de cambiar sino mi mirada que se perdió en la ilusión…Ya no deseo cosas en la forma para buscar la paz y la felicidad. Solo la aceptación de lo que está ocurriendo en este instante abre las puertas del cielo para mi goce… Para que acepte la herencia que me corresponde como hija perfecta de Dios.”